abasiofilia 

abasiofilia

Desde una edad muy temprana estoy fascinado por las sillas de ruedas y sus usuarios (femeninos). Cuando descubrí hace algunos años que no era la única persona que tenía fantasías tan raras, un mundo nuevo se abrió ante mí.

He visitado la página Web de la NVSH con mucho interés. No me preguntes por qué, pero nunca antes pensé hacerlo. Sobre todo estaba interesado en saber si podría encontrar algo sobre la preferencia (sexual) especial que ‘padezco’ desde hace unos 40 años, pero de la cual, por supuesto, también disfruto. Para mi asombro, no encontré mi preferencia sexual en la lista alfabética de las parafilias. ¿Se trata de ignorancia o de un tabú en la NVSH? Por esta ausencia, daré una explicación de mi parafilia a continuación. Entretanto, ya he perdido el sentimiento pesado de culpabilidad (¿acaso no es horrible disfrutar de objetos en los que una persona «normal» prefiere no pensar?). Como heterosexual me atraen fuertemente las mujeres en sillas de ruedas. También tengo fantasías pensando que estoy (o tengo que estar) en una silla de ruedas. Llevo más de 20 años casado con la misma mujer que, por cierto, no es discapacitada. Hace un par de años, cuando le confesé mi preferencia especial, ella se sorprendió bastante. ¿Cómo puede ser que un hombre deportivo y masculino desee algo así? No supuso ningún problema para mi esposa que yo visitara gustosamente páginas Web sobre este fetiche. En nuestra vida sexual, ella cooperó en cuanto a mis fantasías, como yo lo hacía en cuanto a las suyas. Ningún problema. Sin embargo, mi incontenible deseo de poseer yo mismo una silla de ruedas supuso un problema más grande. Tuve que convencerla de que no le iba a exigir que se sentara en la silla de ruedas, y también le tuve que prometer que no iría a la calle con la silla de ruedas. Ahora, ya no le sorprende cuando entro (por supuesto por la noche, cuando estamos a solas) con mi silla de ruedas en la sala de estar, mis piernas cubiertas con una manta, y me pongo a su lado para ver la tele o leer un libro. Tengo un trabajo muy movido y estresante. Me puedo relajar mucho haciendo, por ejemplo, deporte, pero me relajo más cuando estoy en mi silla de ruedas. (Hemos llegado al acuerdo de que lo puedo hacer una vez por semana, más o menos, ya que por supuesto esto no debe dominar nuestra vida.) Se puede comparar este comportamiento con el comportamiento de un travesti. La silla de ruedas es el vestido en el que me siento muy acogido, y lo mismo se puede decir de la manta alrededor de mis piernas (y quizá me compre algún día un aparato ortopédico para mis piernas). ¿Raro? Para mi mujer y para mí, así como para muchos miles de personas más al rededor de todo el mundo, (ya) no. ¿El último tabú? Posiblemente. Mi parafilia es conocida como «abasiofilia». Si usted busca en Internet el término ‘abasiofilia’, podrá sumergirse en la subcultura de las sillas de ruedas, aparatos ortopédicos, etc. Espero poder ayudar a otras personas con este fetiche mediante mi carta. Sin embargo, me gustaría permanecer en el anonimato, como quizá podrá comprender.

Puedes consultar también:
variantes sexuales > normal y anormal