Excitación y orgasmo

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La expresión ‘la respuesta sexual’ se ha hecho famosa gracias a la investigación de John Masters y Virginia Johnson que publicaron el libro Human Sexual Response en 1966 (traducción española: Respuesta Sexual Humana).

Investigacion

En este libro expusieron su investigación sobre qué es lo que pasa exactamente si los seres humanos practican el sexo. Mantuvieron conversación, observaron el comportamiento sexual, como la masturbación, y tomaron medidas con ciertos instrumentos, tanto fuera como dentro del cuerpo. Naturalmente, esta investigación se hizo muy famosa por todo el mundo, ya que era la primera vez que se investigaba algo así y también porque existía mucho interés por el tema en esta época
Masters y Johnson distinguieron cuatro fases en la respuesta sexual: la excitación, la meseta, el orgasmo, y la resolución. Hoy en día, se sigue empleando este modelo, aunque con algunas pequeñas ampliaciones y especificaciones que son el resultado de otras investigaciones o críticas. Así, se ha añadido la fase del ‘deseo sexual’ al inicio, ya que los problemas sexuales también pueden ocurrir porque existe un problema con el ‘apetito sexual’. Otro concepto que se ha añadido posteriormente es que el deseo y el orgasmo se experimentan de forma personal (en la soledad de uno mismo).

Deseo sexual Deseo sexual

Partimos de la base de que todos vivimos siempre con un deseo sexual parcial o inconsciente que fluctúa continuamente en relación con otros deseos, miedos, circunstancias, etc. De vez en cuando, este vago deseo sexual se transforma en un deseo sexual consciente, que empieza con la sensación de excitación sexual. A esto lo llamamos ‘respuesta sexual’.

Excitación sexual

La excitación sexual viene incitada por estímulos externos, cierto pensamiento o mirada, una imagen, música, etc. Dependiendo de las circunstancias, esta ligera excitación sexual puede desaparecer o puede aumentar, perdurar horas, o simplemente algunos minutos. Si la excitación sexual sigue aumentando sin interrupción, estimulada por acciones (con o sin la pareja), podemos ver que el ritmo cardiaco aumenta, los pensamientos se concentran más en los estímulos sexuales (fantasías, besos, caricias), los pezones se endurecen, los pechos aumentan de tamaño, la vagina se humedece, el clítoris se expande, los labios genitales se separan ligeramente, el pene se expande y se endurece, los testículos se hinchan y suben, el escroto se contrae y la respiración se hace más rápida.
excitación sexual hombre

La fase meseta de la excitación sexual

Mediante acciones voluntarias con el pene y la vagina, las manos y la boca, se obtiene una presión arterial óptima y que todos los músculos relacionados estén en tensión, pero también una expansión máxima del pene y de los labios genitales con coloraciones hasta un rojo muy intenso, segregación de líquidos en la vagina y el pene, y un rubor en la cara y el cuerpo superior. Esta fase se denomina ‘la fase de la meseta’. Puede durar muy poco tiempo, pero también puede durar muchos minutos. Una persona con dificultad de correrse (suelen ser más las mujeres que los hombres), se queda atascada en esta fase de la meseta.

El orgasmo (correrse)

Durante la fase de la meseta puede «estallar» el orgasmo. Se puede comparar un orgasmo con una erupción volcánica o una explosión. El clímax dura, en general, unos segundos y va acompañado por la contracción involuntaria de músculos, una presión arterial y respiración elevadas, gemidos y soplos, una sensación de satisfacción, una eyaculación en el hombre y una ligera pérdida de líquido vaginal en la mujer, así como contracciones rítmicas de la vagina, el ano y el pene.

Después del orgasmo Después del orgasmo

Después del orgasmo, el rubor en la cara y la parte superior del cuerpo desaparece casi de inmediato, la tensión muscular, la presión arterial, la respiración rápida, y la sensación de placer disminuyen igual de rápido. La expansión del clítoris y del pene disminuye rápidamente a la mitad. La expansión de los pezones puede prolongarse un poco más. En general, las mujeres son capaces de regresar más fácilmente a la fase de la meseta y desde allí alcanzar de nuevo un orgasmo (un proceso que se puede repetir varias veces), mientras que los hombres requieren de más tiempo. Después del orgasmo, se puede sentir una gran alegría y satisfacción, pero también puede ser que se sienta una forma de depresión. Está claro que en este contexto desempeñan un papel importante las circunstancias, la actitud en cuanto a la masturbación y a la pareja.

Puedes consultar también: 
Técnica de apretar, posponer el orgasmo

Literatura:
Kate Taylor, Cómo tener cada día el orgasmo de tu vida, isbn 97 884 08079521